Comu Educativa Grupo 6
Reflexion sobre la Amistad
EL GUSANO Y EL ESCARABAJO Había una vez un gusano y un escarabajo que eran amigos, pasaban charlando horas y horas. El escarabajo estaba consciente de que su amigo era muy limitado en movilidad, tenía una visibilidad muy restringida y era muy tranquilo comparado con los de su especie. El gusano estaba muy consciente de que su amigo venía de otro ambiente, comía cosas que le parecían desagradables y era muy acelerado para su estándar de vida, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez. Un día, la compañera del escarabajo le cuestionó la amistad hacia el gusano. ¿Cómo era posible que caminara tanto para ir al encuentro del gusano? A lo que él respondió que el gusano estaba limitado en sus movimientos. ¿Por qué seguía siendo amigo de un insecto que no le regresaba los saludos efusivos que el escarabajo hacía desde lejos? Esto era entendido por él, ya que sabía de su limitada visión, muchas veces ni siquiera sabía que alguien lo saludaba y cuando se daba cuenta, no distinguía si se trataba de él para contestar el saludo, sin embargo calló para no discutir. Fueron muchas las respuestas que en el escarabajo buscaron para cuestionar la amistad con el gusano, que al final, éste decidió poner a prueba la amistad alejándose un tiempo para esperar que el gusano lo buscara. Pasó el tiempo y la noticia llegó: el gusano estaba muriendo, pues su organismo lo traicionaba por tanto esfuerzo, cada día emprendía el camino para llegar hasta su amigo y la noche lo obligaba a retornar hasta su lugar de origen. El escarabajo decidió ir a ver sin preguntar a su compañera qué opinaba. En el camino varios insectos le contaron las peripecias del gusano por saber qué le había pasado a su amigo. Llegó el escarabajo hasta el árbol en que yacía el gusano esperando pasar a mejor vida. AL verlo acercarse, con las últimas fuerzas que la vida te da, le dijo cuánto le alegraba que se encontrara bien. Sonrió por última vez y se despidió de su amigo sabiendo que nada malo le había pasado. El escarabajo avergonzado de sí mismo, por haber confiado su amistad en otros oídos que no eran los suyos, había perdido muchas horas de regocijo que las pláticas con su amigo le proporcionaban. Al final entendió que el gusano, siendo tan diferente, tan limitado y tan distinto de lo que él era, era su amigo, a quien respetaba y quería no tanto por la especie a la que pertenecía sino porque le ofreció su amistad. El escarabajo aprendió varias lecciones ese día. La amistad está en ti y no el los demás, si la cultivas en tu propio ser, encontrarás el gozo del amigo. NO DEJES CRECER YERBA EN EL CAMINO DE LA AMISTAD (Platón) |
Comentarios sobre: ¡Ups, mami está en Facebook!
María Sahuquillo El País Internacional@nacion.com 6:35 a.m. 26/02/2011
Tenés 30 años, pero tu madre no sabe que fumás. Hasta ahora. Alguna fotografía etiquetada en Internet te ha delatado. Jamás tu padre pudo escuchar, salvo por accidente, las conversaciones picantes que tenías con tus amigos. Desde hace unos meses estás seguro de que las lee. Todo, de la mano de Facebook y otras redes sociales.
Caso por caso. Es difícil emitir un juicio único, porque hay toda clase de madres y de padres. Habrá quienes realmente quieran acercarse por esta vía a sus hijos sin intención de espiarlos.
Lo que comenzó siendo un espacio para universitarios, jóvenes y adolescentes, se ha convertido en un lugar plural donde convive gente de todos los perfiles y en el que interactúan personas de tres generaciones. Con sus ventajas y desventajas. Como la mezcla de contactos. Y eso no le gusta a todas las edades.
Muchos adolescentes se quejan de que esto supone una invasión del que consideran su espacio virtual por parte de sus progenitores, a quienes acusan de espiar sus perfiles y ser indiscretos en sus comentarios.
Cada vez son más padres los que solicitan entrar en el círculo de amigos de sus hijos. Este paso les otorga, como a cualquier amigo virtual salvo restricción específica, permiso para seguir sus charlas, publicaciones y ver sus foto. Así, para algunos papás y mamás, las redes sociales son como asomarse a la ventana de la vida social de sus hijos, algo que, probablemente, de otra forma nunca hubieran logrado.
Pero no solo ellos están en Facebook, Twitter, Hi5... Jefes y compañeros de trabajo comparten espacio en Internet. Incluirlos en las redes sociales significa abrir una rendija a la vida y a la personalidad fuera del espacio laboral. Y no todos son conscientes de lo que eso supone.
Para algunos expertos, esa convivencia virtual fortalece las relaciones familiares y laborales. Para otros, no hace más que perjudicarla. Así que cuidado con los datos, los comentarios y las fotografías compartidas en la red.
Odio que mis padres estén en Facebook. No a la invasión de padres en las redes sociales. Cero papás en Facebook... Grupos como estos, contra la entrada de progenitores en las redes sociales, proliferan. Eso se debe a que alrededor del 70% de los padres que tienen Facebook –una de las redes sociales con más usuarios, 500 millones en todo el mundo– ha enviado a sus hijos una solicitud de amistad.
La contraparte es que el 39% de los hijos que aceptó la petición los rechazaría si pudiera, según una encuesta realizada por la consultora Nielsen para la compañía de servicios digitales AOL.
La investigación –realizada con una muestra de 1.024 padres y 500 adolescentes de entre 13 y 17 años– revela que en el 41% de los casos, aceptar la amistad de los papás o mamás en la red fue requisito indispensable para tener permiso de usarla. Y según los autores del estudio, un alto porcentaje de los padres utiliza las redes sociales para ver cómo se comportan sus hijos.
Artemio Baigorri, profesor de Sociología de la Universidad de Extremadura y miembro del Observatorio de Cibersociedad, sostiene que muchos progenitores que hasta ahora veían con pánico la irrupción de las redes sociales y el uso que sus hijos les darían, han perdido el miedo y pasaron directamente a la ofensiva.
Se trata de un fenómeno de clases medias pues no todo el mundo tiene acceso a Internet y, además, muchos padres siguen siendo analfabetos digitales”.
Padres curiosos, temerosos y controladores ha habido siempre, dice, pero para este sociólogo experto en tecnologías de la información, las redes sociales han logrado que quienes intentan averiguar qué hacen sus hijos sean muchos más que los que antes andaban por las discotecas espiando a sus hijos.
“Estas redes facilitan y modifican las relaciones entre padres e hijos, como ya lo hizo el teléfono celular, que se ha convertido en cordón umbilical con la familia. Si bien ha generado más libertad, también ha incrementado el control hacia los hijos”, dice Baigorri. Añade que Facebook “es como vivir permanentemente en un patio de vecinos”, considera.
Guillermo Cánovas, presidente de Protégeles, una organización de protección de la infancia ante las nuevas tecnologías, apoya que los padres accedan a los perfiles virtuales de sus hijos, aunque con límites.
“Vemos bien que los padres conozcan de esto. Incluso es conveniente que lo hagan para poder hablar el mismo idioma que sus hijos; pero existe un límite, hay que conjugar eso con la privacidad de los menores”, dice.
Apunta otro detalle: “Aquellos padres que entran en el perfil de su hijo deben saber que están invadiendo no solo la privacidad de este, sino también la de otros menores cuyos padres podrían no estar de acuerdo con que un adulto, a pesar de que sea el padre de un amigo de su hijo, pueda ver sus conversaciones o fotos”.
Cánovas explica que lo importante es educar a los menores para que aprendan a usar las redes sociales.
“Que los perfiles de los menores de 18 años sean siempre privados. También se debe hacer conciencia en los propios menores de que solo acepten como amigos en las redes sociales a personas que conozcan físicamente”, dice el presidente de Protégeles.
Los miembros de esta organización, que imparte talleres para padres y menores, ponen un ejemplo que refleja los riesgos de la red: ‘Antes de compartir una foto en Internet te toca pensar si te apetece que la vea tu familia, o tu jefe dentro de 10 años... Una vez que la imagen está subida, aunque esté restringida para ciertos usuarios, puede ocurrir que se difunda en ámbitos no imaginados. Un amigo puede copiarla, por ejemplo, y distribuirla, explica Cánovas. Teóricamente los menores de 14 años no pueden tener un perfil en las redes sociales, pero en la práctica esto es difícil de controlar.
De hecho, el perfil del 77% de los menores que usan las redes sociales no está protegido y es visible al resto de los usuarios, según datos del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información.
Alonso Hurtado, abogado especializado en nuevas tecnologías, sostiene, sin embargo, que el contacto entre los menores y sus padres en las redes sociales puede ser positivo. “En la medida en que sea el menor libremente quien acepte al padre como contacto, está bien. Todo depende de la finalidad para la cual el padre busque ser contacto del menor; no tiene por qué ser para espiarlo, sino simplemente para tener también un vínculo en las redes sociales que son cada vez más parte de la vida”, opina.
Un estudio realizado por investigadores de la London School of Economics y publicado en el Journal of Youth Studies entre universitarios de 21 a 26 años revela que los jóvenes conciben su perfil de red social y su círculo de amigos virtuales como su mundo privado. Y dentro de esta privacidad los padres no son bienvenidos, afirman. Las razones son varias y empiezan por la verguenza de que los padres puedan ver fotos o comentarios comprometedores .
Algunos jóvenes terminan aceptando la amistad virtual de sus padres para no herir sus sentimientos. Así lo hizo, por ejemplo, Héctor Freire, 22 años, quien se mudó a vivir a un país distinto del de sus padres.
Aceptó a su mamá y después se enteró de que podía restringir su perfil para que algunos usuarios no vieran toda su información: los comentarios en su muro, sus fotos o videos... Así lo hizo.
“Creé grupos y así decido qué quiero compartir con cada quien”, cuenta.
Una vez hecho esto, encuentra muy práctico el contacto a través de Facebook: “Mi familia sabe que estoy bien, ven lo que hago y me ahorro tener que contárselo por aparte en largos mensajes de correo electrónico”.
Texto extraido del Blogger de comunicacion educativa publicado por MSc. Randall Quirós Leiva http://comueducativatec.blogspot.com/
Reflexión sobre ser feliz...
Ser Feliz
Cuenta la leyenda que un hombre oyó decir que la felicidad era un tesoro. A partir de aquel instante comenzó a buscarla.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que decía:
"Le quedan dos meses de vida".
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo:
- Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean.
Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.
Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser ÉL: amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total.
Y en su mente recordó aquella sentencia que dice: "Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos."
Ser Feliz, es una actitud.
"Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando"
De "El Alquimista" - Paulo Coelho.
Primero se aventuró por el placer y por todo lo sensual, luego por el poder y la riqueza, después por la fama y la gloria, y así fue recorriendo el mundo del orgullo, del saber, de los viajes, del trabajo, del ocio y de todo cuanto estaba al alcance de su mano.
En un recodo del camino vio un letrero que decía:
"Le quedan dos meses de vida".
Aquel hombre, cansado y desgastado por los sinsabores de la vida se dijo:
- Estos dos meses los dedicaré a compartir todo lo que tengo de experiencia, de saber y de vida con las personas que me rodean.
Y aquel buscador infatigable de la felicidad, sólo al final de sus días, encontró que en su interior, en lo que podía compartir, en el tiempo que le dedicaba a los demás, en la renuncia que hacía de sí mismo por servir, estaba el tesoro que tanto había deseado.
Comprendió que para ser feliz se necesita amar; aceptar la vida como viene; disfrutar de lo pequeño y de lo grande; conocerse a sí mismo y aceptarse así como se es; sentirse querido y valorado, pero también querer y valorar; tener razones para vivir y esperar y también razones para morir y descansar.
Entendió que la felicidad brota en el corazón, con el rocío del cariño, la ternura y la comprensión. Que son instantes y momentos de plenitud y bienestar; que está unida y ligada a la forma de ver a la gente y de relacionarse con ella; que siempre está de salida y que para tenerla hay que gozar de paz interior.
Finalmente descubrió que cada edad tiene su propia medida de felicidad y que sólo Dios es la fuente suprema de la alegría, por ser ÉL: amor, bondad, reconciliación, perdón y donación total.
Y en su mente recordó aquella sentencia que dice: "Cuánto gozamos con lo poco que tenemos y cuánto sufrimos por lo mucho que anhelamos."
Ser Feliz, es una actitud.
"Cada hombre tiene un tesoro que lo está esperando"
De "El Alquimista" - Paulo Coelho.
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